jueves, 24 de octubre de 2013

La bibliotecaria de Auschwitz

LA BIBLIOTECARIA DE AUSCHWITZ – ANTONIO G. ITURBE



Antonio G. Iturbe, además de novelista, también es periodista cultural. En el mismo libro pone que fue tras leer La biblioteca de la noche cuando decidió dar a conocer esta historia. Viajó hasta Auschwitz, visitó Polonia, e incluso pudo contactar con la protagonista de este libro, Dita Krauss. Así fue como nació La bibliotecaria de Auschwitz, un libro ganador del premio  Troa, y que no dejará indiferente a nadie que lo lea.

SINOPSIS

Escenario: Segunda Guerra Mundial, campo de exterminio de Auschwitz, bloque 31. El bloque 31 fue una tapadera de los nazis por si Cruz Roja Internacional les hacía una visita. Un bloque en el que permitieron que las familias estuviesen juntas, aunque les obligaran a trabajar hasta la extenuación. En ese bloque, Fredy Hirsch abre una escuela clandestina, para que los niños estén reunidos en un único lugar mientras sus padres trabajan. Se arriesga aún más, y consigue reunir ocho libros, ocho libros que significan unas horas de evasión para esos niños; y Dita Adlerova, una muchacha de 14 años, es la encargada de protegerlos, cuidarlos y esconderlos. A partir de ahí comienza esta historial basada en hechos reales, una historia espeluznante que, una vez más, nos muestra los horrores de que son capaces los seres humanos. Y aún así, hubo gente que luchó contra ello y venció. Un Holocausto que se quedó grabado en la memoria histórica para siempre, y que nos conviene no olvidar. Antonio G. Iturbe ha hecho una magnífica investigación y gracias a ella tenemos entre nuestras manos esta conmovedora novela.

MI OPINIÓN

Como decía antes, es una historia basada en hechos reales, y esto es lo que hace que la novela sea sobrecogedora. Gracias a la manera de narrar de Iturbe, nuestra mente viaja hacia ese momento de la historia en el que la maldad humana llegó a todo su auge, nos sentimos impotentes y eso sólo con leerlo. ¿Imagináis que hubierais estado ahí, por algún casual de la vida? Dita Adlerova, gracias a un milagro, o quizá simplemente por su obstinación de no rendirse nunca, puede contarlo, y es una historia muy triste, en la que se reflejan todos los valores perdidos y todas las atrocidades cometidas. Intimida el hecho de que pasó, ocurrió realmente, y nadie hizo nada.

Sin duda alguna, lo que más transmite esta historia son sentimientos. Diferentes sentimientos, muchas veces encontrados entre sí. Esperanza, desazón, desesperación, agonía; en momentos muy breves se siente felicidad. He podido observar también que a cada personaje se le otorga un sentimiento, por así decirlo. Dita representa la esperanza de muchos, y aunque en algunos momentos parece flaquear, nunca se rinde, jamás abandona y en su fuero interno siempre espera salir de ese campo con vida; la agonía se masca en casi la totalidad de personajes, es un sentimiento que llevan desde que entran en el campo. La desesperación de muchos por salir de allí les lleva a cometer locuras en alguna ocasión, casi parece que llamen a la muerte porque no lo soportan más. Aunque, y por muy raro que parezca, también hay rescoldos de felicidad, amores fugaces (ahí nada dura mucho tiempo), risas, y momentos de paz. ¿Cómo es posible que el amor pueda surgir en semejantes condiciones? Es algo que no se puede explicar.

Otro personaje a destacar es el de Rosenberg, el registrador que, aún gozando de cierta estabilidad en el campo, se arriesga por ayudar a los suyos. Sorpresa la que me llevé al ver aparecer en la novela a Ana Frank (ya llegaréis, ya), y como no, la figura de Mengele, el doctor Muerte, el que hizo que mataran a miles y miles de niños con sus “selecciones” y que declaró que no había matado a miles, sino salvado a los que eran “aptos”. Ilógico, cruel, y calculador, características que definen a todo fanático que apoyaba la paranoia de Hitler.

Para mí es importante resaltar el hecho de que esta novela tiene algo diferente a todas las demás que he leído acerca de este tema. He leído, visto documentales y todo lo que he podido acerca de la aberración que se cometió en la Segunda Guerra Mundial, y en casi ningún momento se menciona que algunos miembros de las SS nunca estuvieron de acuerdo con lo que se hacía, siempre se ha dado por hecho que lo hacían por placer o por admiración hacia su Führer, pero no todos lo hacían por eso. A muchos les asqueaba y no les quedaba más remedio, era obedecer o morir, y casi nadie está dispuesto a morir por gente a la que ni siquiera conoce. Llamadlo cobardía, yo lo hago, pero eso no quita el hecho de que no estaban todos a gusto con sus cargos. Y así lo demuestra Antonio Iturbe con uno de los personajes, Viktor Pestek, en este fragmento del texto, hablando con una muchacha judía de la que se ha enamorado:

<<Sé lo que piensas, Piensas que soy otro pirado más de las SS. Bueno, lo soy. Pero no estoy tan loco. No me gusta todo esto que os está pasando. Me produce asco. >> (pg 193)

Recalco también el hecho de que un autor español haya sido capaz de recrear tan nítidamente los macabros acontecimientos de los campos de exterminio, porque en esta época, solo podemos imaginarnos lo que fue eso. Y plasmar con tanta naturalidad todo lo que se vivió debe haber sido un reto que sin duda ha conseguido.

La importancia de los libros es muy notoria. Desde el principio son casi igual de protagonistas que Dita. ¿Una escuela clandestina que además cuenta con libros? Impensable… Y sin embargo, se hizo y se mantuvo durante meses. El cariño y el mimo que Dita demuestra hacia los libros recuerdan a una madre con su hijo. Son tesoros, tesoros incalculables que los libran de vivir el horror por unas horas, así que tiene que cuidarlos y protegerlos, e incluso dar la vida por ellos si se diera el caso. ¿Por qué son tan importantes los libros para Dita? Una vez más, cito la novela para que veáis lo que son capaces de hacer los libros cuando todo lo demás se ha perdido, o peor, te lo han quitado:

<<En ese lugar tan oscuro donde la humanidad había llegado a alcanzar a su propia sombra, la presencia de los libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras sonaban más fuerte que las ametralladoras. Una época extinguida. >> (pg 31)

<<Empezar un libro es como subirse a un tren que te lleva de vacaciones. >> (pg 99)

<<Al final H. G. Wells tenía razón y en verdad existe la máquina del tiempo: son los libros. >> (pg 121)

Me gustaría acabar esta reseña con dos enlaces. Uno es una entrevista que le hizo Begoña Zubieta a Antonio sobre el libro, y otro es el booktrailer de la novela.


Si os gustó La ladrona de libros, os recomiendo encarecidamente que la leáis, y que veáis y sintáis lo que sucedió en Auschwitz. Que esta pequeña historia no caiga en el olvido, pues es una historia apasionante a la vez que espeluznante que hay que conocer.

Gracias a mi familiar, Yolanda Villalón, por recomendarme la novela. Es de los mejores libros que he leído, y tengo claro que volveré a leerlo.

Nieves Villalón Peralbo



sábado, 19 de octubre de 2013

El amigo andaluz

EL AMIGO ANDALUZ - ALEXANDER SÖDERBERG



SINPOSIS OTORGADA POR LA EDITORIAL

<<Con un estilo directo y un argumento trepidante, que al mismo tiempo indaga en la fragilidad y la humanidad de sus personajes, El amigo andaluz es una novela redonda que consigue combinar de manera magistral lo mejor de Tarantino con la prosa sin concesiones de Jens Lapidus y la sutileza psicológica de Patricia Highsmith.

Lars Vinge es un policía que acaba de ser ascendido a una unidad de investigación criminal. Todo iría bien de no ser porque su nueva jefa es una persona corrupta y despiadada y sus nuevos colegas lo humillan constantemente, despertando en él unos deseos de venganza que le hacen recuperar sus viejos hábitos de automedicación, nefastos para su ya de por sí maltrecha salud mental.

Una de las investigaciones los conduce hasta Héctor Guzmán, un andaluz residente en Estocolmo que, tras la fachada de un editor de libros, resulta ser un capo dedicado al tráfico de drogas y otros negocios sucios en el país. Inesperadamente, Guzmán tiene un accidente y lo que en principio parece un mero atropello fortuito al final parece ser un intento de asesinato.

Una serie de circunstancias hacen que Héctor se cruce en el destino de Jens, un pequeño traficante de armas, que se verá envuelto en una conspiración que le viene muy grande...>>

MI OPINIÓN

Comencé este libro con la idea en la cabeza de que era una novela negra del tipo de las de Stieg Larsson; menuda sorpresa me llevé. Normalmente, una novela negra comienza con un crimen y con la posterior presentación de los personajes y sobre todo, del inspector que va a realizar la investigación de ese crimen. La novela que construye Alexander Söderberg es totalmente diferente. Para empezar, no sabemos si al principio el crimen tiene lugar o no, y en los posteriores capítulos se dedica a presentarnos y describirnos a unos personajes complejos en su interior, pero a la vez simples a ojos ajenos.

El principio del libro me costó un poco seguirlo, muchos personajes muy diferentes pero que van haciendo su historia encaminados a cruzarse unos con otros. Sin embargo, a medida que avanza la trama vamos conociéndolos y vamos comprendiendo los motivos que tienen para hacer lo que hacen.

Para acabar, dejando a un lado la historia y centrándome un poco más en el estilo, me sorprende el vocabulario que utiliza el autor. Es un vocabulario cercano, que quizá me pegaría bien en los diálogos, ya que parecen ser jergas entre personajes (la jerga policial, la manera de hablar una madre a su hijo…); pero no termina de convencerme que utilice este mismo vocabulario en la narración misma. Es algo que no había visto antes en este género, el que la jerga se utilice fuera de los propios personajes.

El amigo andaluz es la primera parte de una trilogía, que promete ser tan exitosa como lo fue (y lo sigue siendo) la saga Millenium, de Stieg Larson, aunque sean totalmente diferentes entre ellas.
Agradezco a la editorial Suma de letras el ejemplar de la novela http://www.sumadeletras.com/es/libro/el-amigo-andaluz/

Reseña realizada por Nieves Villalón para el blog de Momentos de silencio compartido.